Sentada en una roca frente al mar estaba aquella mujer. Estaba llorando, pero esta vez no de tristeza. Le agradecía al mar por haberla escuchado todo aquel tiempo que ella le hablaba de su soledad, aquella amiga que nunca se alejaba de su lado.
Aquella mujer derramaba lágrimas de felicidad, su amiga soledad decidió marcharse y darle su lugar a una persona muy especial. Alguien que de la noche a la mañana sus días iluminó. Ya no eran frios ni grises, ahora todo tenia color.
Le preguntaba al mar si esto era solo un sueño y le suplicaba que por favor no la dejara despertar. El mar con sus olas y el viento le cantaban, mientras ella no dejaba de suspirar.
Por fin ha llegado a su vida lo que tanta falta le hacía. Su ojos, su rostro, todo brillaba a su alrededor. Era la mujer más feliz del mundo, rica de paz y amor.
Aquella mujer ya no tenia tiempo para soledad, ahora habia alguien que llenaba aquel vacio que creia infinito y la soledad se ha tenido que marchar.
Esa mujer ya no visitaba al mar sola para llorar, ahora ha regresado con un hombre que la sabe amar, alguien que la cuida y la ha alejado de la soledad.
-Massiel Santana
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